miércoles, 8 de noviembre de 2017

Sobre Scott Alan y su nueva serie de conciertos en Live at Zédel

Scott Alan es un genio. Sus canciones pueden gustar más o menos, pero él es un genio. Se ha forjado su propia carrera, y diría que es el primer compositor dentro del género del teatro musical que ha logrado su éxito gracias al poder de las redes sociales, además de a su talento, evidentemente.

Su habilidad es tal que se ha convertido en un popular compositor del género, muy querido por un sector de los acérrimos aficionados al teatro musical, sin haber estrenado ningún musical en Nueva York ni en Londres. Escribió el libreto, la música y las letras del musical DETOUR estrenado en Los Ángeles; aunque no he encontrado ningún detalle sobre éste en internet.

Estaba previsto que HOME -el musical que co-escribió junto a Christy Hall y que presentó en 2006 en el Festival NAMT de Nueva York bajo el nombre de PIECE- se estrenara en 2014 en el West End. Finalmente el proyecto quedó estancado, y aún no ha sido posible que viera la luz.

Scott Alan volverá a Londres en enero de 2018 ofreciendo una serie de conciertos dentro del ciclo Live at Zédel protagonizados por diferentes artistas del West End. En concreto, estos cinco:

· 28 de enero de 2018 - Estará acompañado por  el trío de estrellas de WICKED: Alice Fearn, Sophie Evans y Bradley Jaden.

· 29 de enero de 2018 - Contará con la participació del ganador de un Olivier Matt Henry, con su compañera de KINKY BOOTS, Amy Lennox, como artista invitada.

· 31 de enero de 2018 - Tyrone Huntley será el protagonista del concierto, quien a su vez ha invitado a sus compañeros de JESUS CHRIST SUPERSTAR: Tim Newman y Kayleigh McKnight .

· 1 de febrero de 2018 - Cinco actrices serán las protagonistas esta noche: Natasha Barnes (la excelente cover de Sheridan Smith en FUNNY GIRL), Shanay Holmes (RENT), Jodie Steele (gira internacional de WICKED, recordad su nombre porque dará que hablar!), Shona White (MAMMA MIA!) y Emma Williams (ZORRO, CHITTY CHITTY BANG BANG, LOVE STORY, HALF A SIXPENCE).

· 4 de febrero de 2018 - La actual co-protagonista de DREAMGIRLS en Londres, Marisha Wallace, protagonizará esta velada acompañada de sus compañeros de reparto Joe Aaron Reid y Asmeret Ghebremichael.

Las entradas para el primero de estos conciertos ya están agotadas; y quedan muy pocas para los cuatro restantes. Esto, para mí, es tener éxito. Su fórmula funciona en Londres, y en las ciudades europeas que visita. En Nueva York, todo es más complicado. Hay mucha más oferta, y el precio de las entradas para este tipo de conciertos es mucho más cara, ya que debe ir acompañada por una consumición mínima no inferior a 25$.

Supe del trabajo de Scott Alan gracias a todoMUSICALES. No dejábamos de publicar noticias sobre sus conciertos en Londres y en Nueva York. La publicación vio la luz en abril de 2008; y en julio de ese mismo año publicamos la primera noticia sobre él: la realización en Londres de un concierto benéfico con su música que reunía a artistas de Broadway y del West End.

Scott Alan lanzó su primer álbum 'Dreaming Wide Awake' en 2007. Consiguió que artistas de cierto renombre en Broadway grabaran sus canciones, entre ellos Stephanie J. Block, Liz Callaway, Eden Espinosa, Jonathan Groff y Cheyenne Jackson. ¡Ahí es nada! Eso es saber. Conseguir contactar con todos esos artistas y que accedieran a grabar sus canciones fue un gran logro, y el inicio de su éxito.

Ese primer álbum tiene tres de los grandes éxitos de Scott: "I'm a Star" y "Never Neverland (Fly Away)", temazos para el lucimiento de grandes voces; y "Kiss The Air", canción tremendamente sentimental que enamora a (casi) todo el que la escucha.

Con canciones como estas, y con grandes artistas, podía hacer maravillas. Y así fue. Comenzó a hacer conciertos reuniendo a toda una serie de artistas que se enamoraron de su música y de él. Scott es tremendamente encantador (con quien quiere, por supuesto), y tiene un gran don: sabe llegar al interior de las personas, lo que puede resultar más o menos incómodo según tu manera de ser.

Conocí personalmente a Scott Alan en 2015, cuando produjimos su concierto en Barcelona y, algo que me sorprendió positivamente de él, fue su alto grado de empatía. Nunca había conocido a ningún chico (no es feminismo, pero las chicas tenemos en general el sexto sentido algo más desarrollado) que me captara tanto sin apenas conocerme. Ésa es su arma. Ése es su gran talento. Y creo sinceramente que no es consciente del valor que tiene y de lo que podría utilizarlo. Lo hace, claro que sí; pero pienso que lo podría usar aún de manera más beneficiosa para él si fuera más consciente de ello.

Scott Alan tiene otra gran virtud que, según cómo, se puede convertir en un defecto: la honestidad. Es sumamente honesto. Con el público, con los artistas, con la gente. Pienso que la honestidad está muy bien; pero a veces ser demasiado honesto puede herir a la otra persona, y eso no es positivo. Tengo una amiga que siempre me recuerda que ser honesto no es bueno a veces, que la honestidad está sobrevalorada. Que tú pienses algo, no significa que tengas la verdad absoluta. Tu verdad, no es "la verdad" y no tienes porqué compartirla con alguien a quien sabes que vas a hacer daño... Bien, este tema daría para varios artículos que nada tienen que ver con este blog, así que mejor lo paro aquí.

Su honestidad y su facilidad para abrirse y expresar sus sentimientos le ha llevado desde el principio a hacerse abanderado de dos "causas": la homosexualidad y la depresión (o las enfermedades mentales). Muchas de sus canciones hablan sobre ellas. En sus conciertos siempre deja bien claro que es gay y que es depresivo. Su objetivo es que la gente que se pueda relacionar con ello no se sienta sola. Me parece un gran gesto, pero como todo, es complicado encontrar el equilibro entre lo justo y lo excesivo. Es muy subjetivo, en todo caso, su público le adora por ello.

Tengo que reconocer que me enamoré de los dos primeros álbumes de Scott Alan; pero que me desilusioné cuando le vi en concierto por primera vez en Londres. Fue el 11 de octubre de 2009 en el Leicester Square Theatre. El concierto estaba producido por Simon Greiff (que fue el primero que apostó por Scott en Londres) y contaba con artistas de la talla de Stephen Ashfield, John Owen-Jones, Patina Miller o Ramin Karimloo... ¡Nivelazo!

Me sorprendió que no tocara el piano en todas las canciones y que admitiera ante el público que no sabe tocar el piano. Me sentí incómoda ante los comentarios que le hacía a algunos de los artistas invitados; y además, hubo algunos fallos técnicos que en aquel entonces me parecieron intolerables, y más aún que él los reportara con tanta normalidad, e incluso bromeara sobre ello. Con el tiempo descubrí que eso era lo que le hacía grande y que por eso lo admiraba su público: por su honestidad, por mostrarse tal y como es sobre el escenario. Tachán! Magia! Qué malos son los prejuicios.

Confieso que si estuviera en Londres iría a ver uno de sus conciertos el próximo mes de enero, porque hay algo de él que me atrae, no os sé decir qué es exactamente. También, evidentemente, iría porque hay muchas canciones suyas que me encantan, y me gusta ver cómo suenan interpretadas por diferentes artistas. De hecho, estuve en el último concierto que hizo en Londres. Fue en el Hippodrome el pasado mes de junio. Estuve sentada junto a unos amigos y, casualmente, su hermana se unió a nuestra mesa. ¡Su  hermana es un encanto! Se parece increíblemente a Sutton Foster. Scott vino a saludarnos a nuestra mesa y, en dos segundos, hizo un comentario sobre mí a mi amiga que me dejó impresionada. Pensé: "él se ha dado cuenta de algo que ella no percibiría en la vida". Es increíble. Ése es Scott. Intuitivo y descarado. Para bien y para mal.

Otro gran valor que tiene es que no tan sólo toca junto a artistas ya consagrados y con cierta reputación, sino que da oportunidades a voces que están empezando. Apuesta por jóvenes talentos. Me parece maravilloso.

Sí... puedes odiarle o amarle, pero nunca te dejará indiferente. Así es él.

Me despido con mi vídeo preferido de Scott Alan, el de Madalena Alberto interpretando "Blessing". ¡Sensibilidad en estado puro!

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